Hace unos días, en uno de los retiros espirituales a los que asistimos con el grupo de matrimonios al que pertenecemos, el sacerdote que vino a dirigirlo ese día nos proponía este texto para rezar esta Cuaresma:
"Ahora - oráculo del Señor - convertíos a mí de todo corazón con ayuno, con llanto, con luto. Rasgad los corazones y no las vestiduras; convertíos al Señor, Dios vuestro, porque es compasivo y misericordioso, lento a la cólera, rico en piedad (Joel, 2, 12-18).
Muchas son las interpretaciones que se pueden hacer de este fragmento, cada uno hará la suya. Pero aquí os dejamos la que hemos extraído de la homilía que pronunció el Papa, Benedicto XVI, el Miércoles de Ceniza este año.
Con este texto del profeta Joel, se nos invita a convertirnos de todo corazón que significa:
- Desde el centro de nuestros pensamientos y sentimientos.
- Desde la raíz de nuestras decisiones, elecciones y acciones.
- Y con un gesto de total y radical libertad.
Rasgad los corazones y no las vestiduras
Asimismo, se nos dice que rasguemos los corazones y no las vestiduras.
Hoy son muchos los que están dispuestos a rasgarse las vestiduras ante escándalos e injusticias cometidos por otros, claro está, es más difícil hacerlo cuando los cometemos nosotros, pero son pocos lo que están dispuestos a rasgarse el corazón.
Pero ¿qué quiere decir exactamente rasgarse el corazón?
Pues quiere decir estar dispuesto a: obrar sobre el propio corazón, sobre la propia conciencia y las intenciones, dejando que el Señor nos transforme, nos renueve y nos convierta.
En definitiva, a hacerlo de una manera profunda y no superficial, más allá de las apariencias. Hacerlo desde lo más íntimo de nuestro ser, dejándonos transformar por la voluntad de Dios.
Y vosotros, ¿estáis dispuestos a rasgaros el corazón?¿Qué os dice a vosotros este texto?
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