Hoy es miércoles de ceniza y en este día, los cristianos, celebramos el inicio del Tiempo de Cuarema.
El signo por excelencia de esta celebración es la imposición de la ceniza, por el sacerdote, en nuestra frente o cabeza al tiempo que pronuncia una de estas dos fórmulas: "Polvo eres y en polvo te convertirás" o "Conviértete y cree en el Evangelio".
Mediante la imposición de la ceniza recordamos nuestro bautismo. En él nos marcaron con óleo y agua y hoy, nos marcan con ceniza.
Este símbolo deberíamos tenerlo presente durante toda la cuaresma y no sólo en este día.
El tiempo litúrgico que hoy empezamos es una oportunidad para reconocer el pecado y la injusticia que hay en nosotros.
Día de ayuno y abstinencia
El ayuno consiste en hacer una sola comida fuerte al día y la abstinencia en no comer carne. Son días de ayuno y abstinencia el miércoles de ceniza y el viernes santo. El resto de viernes de cuaresma sólo son de abstinencia.
No se trata de renunciar por renunciar, sino de abstenernos de algo que nos gusta o nos apetece y ,de manera consciente, decirnos a nosotros mismos: NO.
Aunque para mucha gente esto ya no tenga sentido o lo vean como algo antiguo, lo cierto es que en tiempos como los que vivimos de tanto materialismo y superficialidad y en los que le damos al cuerpo todo lo que pide, ésta es una buena oportunidad para ser más consciente de lo que hacemos.
Es una forma de dominar nuestros impulsos, nuestros deseos y nuestra voluntad con el fin de convertirnos, de renovarnos, de crecer.
Cada uno tendrá que discernir durante este tiempo de cuaresma en qué cosas concretas se le está pidiendo que se convierta, a qué tipo de conversión le está llamando el Señor.
Dios a todos llama
De
las dos fórmulas citadas más arriba, yo me quedo con la segunda: "conviértete y
cree en el Evangelio". Esta frase nos la deberíamos repetir todos los
días de nuestra vida y no sólo en Cuaresma.
Desde hoy se nos llama a la conversión a todos y a cada uno de nosotros, pero no a una simple conversión, sino a una conversión profunda, una conversión desde el corazón y de corazón.
Ya lo dijo el Papa con estas palabras: "Me
dirijo a todos los hombres, también a los que se han alejado de la
Iglesia, que han abandonado la fe o que nunca han escuchado el anuncio
de la salvación. A cada uno de ellos el Señor le dice: Estoy a la puerta
llamando, si alguien oye y me abre, entraré y comeremos juntos."
(Benedicto XVI, Verbum Domini, 124).
Ábrele las puertas de tu corazón a Cristo y déjale que entre para que comáis juntos el pan de cada día.
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¿Cómo vives tú el inicio de la Cuaresma? ¿Estás preparado para convertirte?
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Gracias por contarnos.
ResponderEliminarNo conocía la segunda fórmula al poner la ceniza, sólo la primera.
Y por lo que comentas del ayuno, ya sabéis que nosotros hacemos un mes completo de ayuno cada año (ayuno sólo por el día) y es verdad que es una práctica muy beneficiosa si se hace en su totalidad y no nos limitamos solamente al no comer, ya que nos permite controlar nuestros impulsos y necesidades físicas y, como nosotros decimos, el espíritu se eleva sobre el cuerpo.
Saludos
Bienvenida Maribel, qué alegría tenerte en este espacio también. Gracias por visitarnos y por tu comentario. Y también por tu aportación sobre el ayuno. Me alegro de haberte descubierto la segunda fórmula utilizada en la imposición de la ceniza.
EliminarUn abrazo.