Todos los
días Dios hace milagros, pero hay que estar muy atentos y mirar a la vida con ojos
de fe. Porque si no, los atribuiremos a la suerte, a la casualidad, a nuestro
empeño, etc.
¿Nunca has pedido algo a Dios y te ha sido concedido? ¿Has
presenciado o recibido algo bueno e inesperado que no puedes explicar? ¿Acaso
no es un regalo de Dios, un autentico milagro, cada minuto que sigues vivo,
cada latido de tu corazón, cada amanecer?
Dios no hace fuegos artificiales, sino
que actúa discretamente, como los padres que disponen lo necesario para el
cuidado de sus hijos. Yo así lo he experimentado.
Solo hace falta estar atento
y ser humilde para dejarse cuidar y dejar actuar a Dios en tu vida. Fíjate
bien, hoy puedes presenciar un milagro.
¿Has vivido algún pequeño o gran milagro que nos quieras contar?
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