De manera breve y sencilla, pero a la vez, muy profunda, el Papa Francisco nos invita a reflexionar sobre la paciencia de Dios.
Hoy no queremos ser nosotros los que hablemos (o escribamos), sino que será él quien lo haga.
Os dejamos con la homilía del Papa Francisco del día 26 de marzo de este año en la capilla de la residencia de Santa Marta situada en el interior del Vaticano.
Y con una reflexión sobre la misma, que se hace en la página de la Archidiócesis de Madrid.
Reflexionar sobre la paciencia de Dios. La paciencia que Dios tiene por nosotros es reflejo de la infinita paciencia que Jesús tuvo hacia Judas. Esta fue la invitación de papa Francisco en la breve homilía que dio en la misa de hoy, en la capilla de la residencia Santa Marta, situada en el interior del Vaticano
Lo indicó la Radio Vaticano, al comentar la misa cotidiana del santo padre, en donde se está alojando.
El papa Francisco se inspiró en la escena del Evangelio de hoy, en el cual Judas critica la iniciativa de María, hermana de Lázaro, de ungir los pies de Jesús con trescientos gramos de precioso perfume. `Mejor habría sido --dijo Judas- venderlo y dar la ganancia a los pobres.
Juan precisa en el Evangelio que a Judas no le interesaban los pobres sino el dinero que robaba.
Y entretanto, observó el papa, “Jesús no le dijo: Tú eres un ladrón, sino que fue paciente con Judas, buscando atraerlo a hacia Él con su paciencia y con su amor”.
“Nos hace bien --agregó- en esta semana santa, meditar sobre la paciencia de Dios, la paciencia que el Señor tiene hacia nosotros, con nuestras debilidades y nuestros pecados”.
Y sobre la estrofa de Isaías en la primera lectura el papa Francisco precisó que la paciencia de Jesús, que es la paciencia del mismo Dios.
“Cuando se piensa en la paciencia de Dios, esto es un misterio”, dijo. Y añadió: “¡cuánta paciencia nos tiene!”. Y repitió: “como aquel padre que el Evangelio dice que vio de lejos al hijo que se había ido con todo el dinero de su herencia”.
“¿Y por qué lo vio desde lejos?” Se preguntó el papa. “Porque todos los días iba a ver desde lo alto si su hijo volvía”. Esta, repitió Francisco, “es la paciencia de Dios, esta es la paciencia de Jesús”. Y concluyó: “Pensemos esta semana en una relación personal: “¿Cómo fue en mi vida la paciencia de Jesús conmigo? Solamente esto. Y entonces saldrá de nuestro corazón una sola palabra: “ ¡Gracias Señor, gracias por tu paciencia!”.
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