Creyentes que no creen

Hoy, os cuento algo que nos ha pasado estos días y que nos ha llamado mucho la atención.

Como os contábamos aquí hace poco, durante las últimas semanas del embarazo de nuestra hija, los médicos nos dijeron que la niña podía venir por problemas. Había algo que parecía no ir bien.

Sin embargo, en la última revisión, nos decían que de manera inexplicable, la dilatación que tenía en los ventrículos de la cabeza se había reducido considerablemente. Lo contábamos aquí.

Creer o no creer

Desde el primer momento que nos dieron la buena noticia, nosotros tuvimos claro que nos encontrábamos ante un milagro. Todas las veces que lo habían visto antes los médicos, (hasta en 7 ocasiones) diferentes médicos, en diferentes ecógrafos y en diferentes tipos de pruebas siempre salía la misma medida.

Había tanta gente rezando por ella y por nuestra familia en todo el mundo, que en muchos casos ni nos conocían, que no teníamos ninguna duda de que la oración había dado sus frutos.

Creyentes que no creen en los milagros

Pues bien, la sorpresa nos vino cuando varias personas (católicas y de parroquia) dudaban de lo que les decíamos y su primera reacción era contra los médicos: "siempre se equivocan", "ya lo decía yo, que no hay que fiarse de ellos"....y comentarios de este estilo. Y nos miraban extrañados y como si fuéramos muy ingénuos cuando les contábamos lo que había pasado.

La opinión que cada uno tiene antes los mismos hechos es totalmente respetable, pero a nosotros no nos deja de sorprender que gente a la que conocemos desde hace mucho tiempo, de la que conocemos su fe y su confianza en Dios, ante situaciones como esta, responda como los muchos no creyentes o ateos a los que les hemos contado lo sucedido. 

Es más, podría decir, que hasta los ateos que conocemos han mostrado más confianza en la oración que ellos mismos...Algunos nos han llegado a decir que efectivamente, parecía un milalgro...

La debilidad de nuestra fe

Ante esto, nos planteamos lo siguiente: si los creyentes no creemos en los milagros ¿quién lo hará entonces?

Esto no deja de ser una muestra de lo débil que es nuestra fe, la de todos en algún momento de la vida. 

Nos pasa como a Santo Tomás, que necesitamos meter el dedo en la herida, para saber que estamos ante el Señor. Y qué dichosos son los que creen sin haber visto.

¿Tú cómo lo ves?

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