jueves, 12 de junio de 2014

Quien tiene un abuelo, tiene un tesoro

No sé qué sería de tantas familias sin los abuelos, sin esas personas que han dado sus vidas por sus hijos y que, en muchos casos, la siguen dando por sus nietos.


En tiempos de crisis, en tiempos en los que tanto el marido como la mujer trabajan fuera de casa, en tiempos en los que los niños son muy pequeños y siempre faltan manos para atenderlos, en tiempos en los que tanta gente se queda sin trabajo, sin casa y sin nada que dar de comer a sus hijos, siempre hay un abuelo (o varios) dispuestos a ayudar en lo que haga falta, a echar una mano y no pedir nada a cambio.

Por eso, se podría decir que quien tiene un abuelo, tiene un tesoro.

La mayoría de nosotros somos conscientes del gran regalo que supone contar con ellos, con su apoyo, con sus consejos, con su ejemplo y cariño, pero pocas veces somos capaces de llevarlo a la oración y acordarnos de ellos.

Por eso, hoy queremos rendir un homenaje a todos esos abuelos y abuelas que:
  • dan sin esperar nada a cambio.
  • cuidan de nuestra familia.
  • nos acompañan en la crianza y en la educación de nuestros hijos y que juegan con ellos.
  • son nuestro apoyo en lo bueno y en lo malo.
  • tienen una palabra de ánimo y de consuelo siempre dispuesta para nosotros y para nuestros hijos.
  • siempre están cuando se los necesita...  
Y todo lo hacen por AMOR a nosotros y a nuestros hijos.

Oración por los abuelos

Hoy, nuestra oración va especialmente dirigida a ellos, a los abuelos.

Por estar siempre ahí y por estar, siempre, dispuestos a dar antes que a recibir.

Como siempre, os invitamos a que recéis esta oración en familia, todos juntos y, en este caso, que sean los nietos los que la recen en voz alta, y de ese modo, vaya calando en ellos el gran regalo que supone tener abuelos.

Señor, te damos gracias por nuestros abuelos, porque su vida ha sido ofrenda de amor para nosotros,
Porque son como un libro abierto donde leemos el sentido de la vida.
Porque nos han transmitido la fe y han velado
para que arraigue en nuestro hogar.
Te pedimos que los cuides, los llenes de paz y nos hagas capaces de corresponder a su amor.

Si enseñamos a nuestros hijos a querer, a cuidar  y a rezar por sus abuelos, estaremos sembrando en ellos la semilla del amor, de la ternura y del verdadero sentido de la vida.

¿Te animas a rezar por los abuelos?

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