En el evangelio de este día, encontramos el comienzo de toda la historia del Cristianismo.
Sin el sí de María, nada hubiera sido posible.
¿Quién era y quién es María?
María era una joven sencilla y humilde que fue elegida para ser la madre del hijo de Dios. Era una mujer fuerte que guardaba todo en su corazón. Un corazón enorme.
María es nuestra madre del cielo, la que nos cuida, la que intercede por nosotros y la que, siempre, está dispuesta a todo por sus hijos.
Y María dijo Sí.
María dijo sí. María se fió del Señor y aceptó su voluntad, a pesar de no entender nada. Porque estoy segura, de que en ese momento, María no entendía nada de lo que le estaba sucediendo.
Imagino que tendría miedo, mucho miedo, pero aun así no se lo pensó dos veces y dijo sí al Señor. María dijo: aquí estoy, hágase en mí según tu palabra.
María nuestro espejo
Como cristianos que somos, María debería ser nuestro espejo, deberíamos mirarnos en ella cada día para dejar que se hiciera la voluntad de Dios y no la nuestra. Pero qué difícil es parecerse a ella, ¿verdad? Qué difícil es decir que sí todos los días y fiarse del Señor a cada paso. Para ello, hace falta mucha fe y María la tenía.
Pidamos con humildad y sencillez que el Señor nos aumente la fe cada día y que aunque sea de lejos, nos podamos parecer algún día, a nuestra madre del cielo, a María.
El evangelio de hoy nos recuerda que, a pesar de nuestra resistencia, de nuestros miedos y de nuestra debilidad, deberíamos hacer como María, fiarnos del Señor y dejar que se haga su voluntad y no la nuestra.
El texto de hoy me parece de tal belleza, sencillez y cercanía a Dios que siempre que lo leo, me dice algo nuevo. Podéis leerlo a continuación.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María.
El ángel, entrando en su presencia, dijo: -«Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.»
Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél.
El ángel le dijo: -«No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios, Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Di le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.»
Y María dijo al ángel: -«¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?»
El ángel le contestó: -«El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.»
María contestó: -«Aquí está la esclava del Señor; hágase en mi según tu palabra. »
Y la dejó el ángel.
Aceptar la voluntad de Dios no siempre es fácil, lo sé. Pero se puede intentar, si pedimos fe para hacerlo. ¿Le decimos sí al Señor?
Hola Raquel.
ResponderEliminarPara nosotros, la historia de la concepción de Jesús (la paz sea con él) tiene muchos puntos diferentes, aunque también algunos iguales.
Sólo quería comentar que dentro del Islam la virgen María tiene una posición muy alta, es un modelo de virtud digno de imitar por todas nosotras.
Un abrazo
Hola Maribel, no sabes cómo te agradezco tu comentario y que nos leas por aquí, también. Me emociona. Es todo un detalle por tu parte. Aunque son muchas cosas las que nos separan en cuanto a nuestra fe, como bien dices, hay otras que nos acercan y yo me quedo con ellas. Tus palabras me parecen todo un ejemplo de respeto y de bondad. Y reflejan, muy bien, lo que la Beata Madre Teresa de Calcuta decía: que un cristiano tiene que ser un buen cristiano y un musulmán tiene que ser un buen musulmán.Y por lo que te conozco, te sigo y por tus palabras, estoy segura de qué tú eres una buena musulmana. En un momento social como el que estamos viviendo, te agradezco enormemente, tu comentario, tus palabras y que sigas visitándome también en este rincocito tan especial. Es un ejemplo de que cristianos y musulmanes podemos caminar de la mano, abrazando lo que nos acerca, que no es otra cosa que llegar al Cielo haciendo el bien.
ResponderEliminarUn abrazo fuerte, Maribel. Siempre serás bienvenida en Familia que Reza. Qué Dios te bendiga a tí y a tu familia!
Muchas gracias, Raquel, por tus bonitas palabras. Siempre has sido muy amable conmigo.
ResponderEliminarDeseo lo mejor también para vosotros.