Será algo muy sencillo, pero que rezando hace unos días, pensé que podría ser útil para alguien.
En los diferentes grupos a los que he asistido en mi vida de fe o en las convivencias familiares o de jovenes o, incluso, en alguna celebración de la parroquia, la persona que lo lleva nos invitaba a reflexionar sobre algún texto (no siempre bíblico, pero sí relacionado con la fe) y a decir en voz alta si alguien quería o sentía la necesidad de hacerlo, aquello que le había tocado el corazón.
A modo de jaculatoria, cada uno repite la palabra o palabras que han resonado en su interior y el hecho de ir escuchado a todos los que participan, suele ayudar a que ese texto no llegue mejor.
Por eso, se me ha ocurrido, hacer algo parecido. No tiene la inmediatez de la voz y de la palabra leída por alguien, pero sí de la palabra escrita. A ver qué os parece.
Para empezar, lo haré con el texto de Lucas 10, 38-42 que leímos en el Evangelio la semana pasada y que tantas veces habremos leído en nuestra vida.
Lucas 10:38-42En casa de Marta y María
38 Mientras iba de camino con sus discípulos, Jesús entró en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa. 39 Tenía ella una hermana llamada María que, sentada a los pies del Señor, escuchaba lo que él decía. 40 Marta, por su parte, se sentía abrumada porque tenía mucho que hacer. Así que se acercó a él y le dijo:
—Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sirviendo sola? ¡Dile que me ayude!
41 —Marta, Marta —le contestó Jesús—, te inquietas y te agitas por muchas cosas y sin embargo, pocas cosas o más bien, una sola es necesaria. María eligío la mejor parte, que no le será quitada.
De este texto, os comparto las palabras que más han resonado en mi interior al leerlas.
Pocas cosas o más bien, una sola es necesaria. María eligió la mejor parte.
Y a tí, ¿qué te ha resonado en tu interior? ¿Nos lo cuentas?
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