Durante el Adviento, nos preparamos para recibir a Jesús, pero a veces nos olvidamos de que sin María, esto no sería posible.
Contemplando cualquier imagen de la Inmaculada, nos llenamos de belleza, de alegría y de esperanza.Ella es el triunfo de la gracia sobre el pecado, de la misericordia de Dios sobre nuestras miserias humanas.
María se ofreció a sí misma a Dios, ofreció su cuerpo y su alma como morada y por medio de ella la Palabra se hizo carne (cf. Jn 1, 14). María nos dice que el Adviento es ir al encuentro del Señor, que viene a nuestro encuentro.
Cuando el Ángel del Señor se anunció a María, le dijo: Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
Ante estas palabras ella se asustó, como nos asustaríamos cualquiera de nosotros, pero el Ángel le dijo: No temas, María, pues Dios te ha concedido su favor. Concebirás y darás a luz un hijo, al que pondrás por nombre Jesús.
El mensaje del Ángel contiene dos expresiones que todo cristiano debería tener presente todos los días: Alégrate y No temas. Si nos lo creyéramos, cada día al despertarnos, y nos olvidáramos de nuestras preocupaciones, nuestra vida y la de los que nos rodean probablemente sería mejor.
En estas palabras está la clave de la fe cristiana, en tener alegría y no temer. Pidámosle a la Virgen María que nos lo conceda.
Oración a María
María, amadísima madre mía, dame tu corazón tan bello, tan puro, tan inmaculado, tan lleno de amor y humildad, de modo que yo pueda recibir a Jesús como tú hiciste e ir solícita a dárselo a los demás. (Beata Teresa de Calcuta)
¿Qué significa para tí la Inmaculada Concepción de María?
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