miércoles, 26 de diciembre de 2012

Rezar con niños, rezar en familia (Parte I): Algunas ideas


Encontrar un momento para rezar no siempre es fácil. A veces, por falta de tiempo y otras, porque no sabemos muy bien cómo hacerlo, lo vamos dejando.

Rezar con niños puede parecer más difícil todavía, sin embargo, ellos tienen un corazón más puro que nosotros y están más cerca de Dios. Rezar con ellos es más fácil de lo que crees.

Aquí os damos algunas ideas para rezar en familia con los más pequeños. Esperamos que os sirvan de ayuda.

Durante los años que hemos sido catequistas, muchos padres nos decían que no sabían cómo rezar con sus hijos. La cuestión de fondo, muchas veces, era que ellos tampoco sabían rezar y por eso, no podían enseñarles.

Aunque la oración, como decía Santa Teresa de Lisieux (también conocida como Santa Teresita del Niño Jesús) es un impulso del corazón, una sencilla mirada lanzada hacia el cielo, un grito de agradecimiento y de amor tanto desde dentro de la prueba como desde dentro de la alegría,  a veces necesitamos que nos orienten o nos den algunas pistas para rezar, para dirigirnos a Dios y estar más cerca de él.

Claves para rezar con niños

Elegir un momento del día tranquilo: Antes de acostarse puede ser una idea y lo importante es no tener prisa. Si nos acostumbramos a rezar siempre a la misma hora, se convertirá en una costumbre y sin darnos cuenta, la oración formará parte de nuestra vida.
La sencillez: no te compliques buscando fórmulas magistrales. La oración cuanto más sencilla, más auténtica y a los niños les gustan las cosas sencillas.
Clima de tranquilidad o actitud orante:  hacer silencio, cerrar los ojos, poner las palmas hacia arriba o juntar las manos puede ser un buen comienzo.
El ejemplo de los adultos: con pequeños gestos o símbolos que hagas al cabo del día (santiguarte, una palabra en un momento difícil, una referencia a Dios) serán suficientes para que vayan aprendiendo.Los niños imitan todo lo que vensi te ven rezar, rezarán, porque a rezar se aprende rezando.

 Según el momento del día

Por la mañanaal despertar: con una oración breve y sencilla para dar gracias a Dios por el nuevo día o quizá cantar una canción sea suficiente. A los niños les gusta empezar el día con alegría y nuestra oración tiene que ser alegre.
En las comidasbendecir la mesa todos juntos, dar gracias por los dones recibidos y pedir por aquellos que lo necesitan ayuda a tener presente a Dios durante el día.
Por la noche, al acostar: podemos dedicarle algunos minutos más. Podemos rezar el Padrenuestro, un Avermaría o  a su Ángel de la guarda y al nuestro. Además, es un buen momento para hacer revisión del día, de lo bueno y de lo menos bueno y dar gracias por lo vivido. Leer un evangelio o un biblia infantil o libros adaptados para ellos es una idea estupenda y además, les suele gustar mucho.
-El fin de semana: además de ir a misa todos juntos, quizá podemos dedicar un ratito en casa para rezar el rosario en familia o para comentar el Evangelio o las lecturas del día.

Todo ello dependerá de la edad del niño. Se trata de ir inculcándoles el hábito de la oración desde pequeñitos.

Otras ideas para la oración

- Tener una cruz o un icono de la Virgen en casa, en un lugar visible, para dirigirse a él cuando se reza refuerza la Iglesia doméstica que es tu familia. La entrada o el salón suelen ser buenos lugares para que todo aquel que llegue al hogar, incluidos los hijos, se sientan acogidos en una familia cristiana, en su Betania particular.
- Poner algún símbolo en la habitación de los padres y de los niños para tener presente al Señor al acostarse y al levantarse y para rezar con ellos (una cruz, una medalla, un cuadro con algún texto u oración, la imagen de algún Santo...) es muy bonito y te ayuda a tener presente a Jesús todos los días.
- Si pasas por delante de una Iglesia, entra unos minutos a rezar con tus hijos. Aunque no digas nada, si ellos te ven rezar con recogimiento o simplemente arrodillado, será suficiente. La imagen de un padre o una madre postrado ante el Señor, no se olvida nunca y es la mejor de las catequesis.
Hablar con ellos a Jesús y decirles que es su amigo, que pueden confiar en Él,animarles a que le cuenten sus cosas como se las contarían a un amigo que los quiere mucho.
-Para rezar con niños tienes que rezar tú también. De nada sirve que intentemos aparentar para que ellos aprendan una oración si nosotros no la sentimos. Si ellos rezan, tú también y de manera sincera y con el corazón. Adaptando el lenguaje al suyo, pero que tu oración sea auténtica. Los niños lo notan todo.

En definitiva, deja que Jesús forme parte de vuestras vidas, de vuestro día a día, hasta en las pequeñas cosas. El que siembra su Palabra, recogerá frutos en abundancia y sembrar con niños es más sencilllo de lo que imaginas. Pruébalo y no tengas miedo, de verdad. ¡Merece la pena!

¿Y tú?¿Cómo rezas con tus hijos? Cuéntanos tu experiencia y tus ideas, seguro que ayudas a muchas familias. 

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