Este domingo celebrábamos la Fiesta del Bautismo del Señor con la que termina el Tiempo de Navidad y empieza el Tiempo Ordinario.
En este día recordamos el bautismo de Jesús que, a la edad de treinta años, quiso ser bautizado por Juan a orillas del Jordán como un gesto de purificación y penitencia.
Mientras Jesús oraba se abrió el cielo, bajó el Espíritu Santo sobre él en forma de paloma y se escuchó una voz del cielo: " Tú eres mi Hijo predilecto, en tí me complazco" ( Lc 3, 21-22).
Con el bautismo de Jesús, los cristianos, renovamos nuestra gracia bautismal.
Fuimos bautizados en el Espíritu de Jesús y, por ello, somos templo del Espíritu Santo y desde ese momento, empezamos a vivir en Cristo y como Cristo.
Con el bautismo, también nosotros somos hijos de Dios, ungidos por el Espíritu y participamos de la vida de Jesús.
Como cristianos y bautizados estamos llamados a ser luz, consuelo, esperanza, misericordia y fraternidad para el mundo.
Cuando nos convertimos en padres, pedimos el bautismo para nuestros hijos y no hay nada más hermoso que renovar la Gracia recibida, a través de ellos.
¿Te animas a renovar tu gracia?
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Lo hiciste muy bien!! Como ves, no es difícil, si acaso haces algo relacionado con el Año de la fe, lo puedes enlazar aquí: http://familiacatolica-org.blogspot.com/p/ano-de-la-fe.html
ResponderEliminarBendiciones!!